LOS NAPOLEONES DE FIN DE SEMANA
Hay un brillo inquietante en sus ojos cuando acuden cada sábado a lacita. Llegan uno tras otro, casi furtivamente, con sus cajas yreglamentos bajo el brazo, como los miembros de una cofradíaclandestina, dispuestos a poner patas arriba la Historia. Algunos sontipos tímidos, solitarios. En apariencia, incapaces de matar una mosca.
Pero fíate y no corras. Bajo su aspecto gris ocultan un corazón detigre, y cada fin de semana deciden sobre la vida y la muerte de milesde seres humanos. Saben de heroísmo, y de coraje; y de encajarimpávidos los azares del destino y de la guerra, tal vez más que muchosde esos militares de verdad que a veces se cruzan por la calle, con suuniforme y sus medallas que a ellos les hacen sonreír disimulada,esquinadamente, con mueca de viejos veteranos.
Los jugadores de los llamados wargames o juegos de guerra de salón nadatienen que ver con el militarismo, o las ideologías. Del mismo modo queunos juegan al tenis, otros al póker, y otros …